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viernes, 21 de noviembre de 2014

Sobre la manifestación del #20N en México



El 17 de Noviembre de 2014 Carlos Loret de Mola ( o quien lo hiciera a través de su página oficial ) escribió un artículo titulado "Pedir la renuncia de EPN es muy grave" donde casualmente aboga por la salida del mandatario como "unico medio para limpiar las escaleras completas, comenzando por el escalón de arriba". 



Ciertamente es sospechoso que alguien como él escriba esto en el ambiente actual, pero el escándalo de la "Casa Blanca" de Angélica Rivera es de tal magnitud, y afecta tanto a Televisa, que ésta televisora ha apostado por "echarle más leña al fuego" al escándalo de Peña Nieto- Ayotzinapa y usar esta noticia como estrategia para apagar su propio incendio. 


No es causal que Loret de Mola también se haya pronunciado al respecto de Ayotzinapa  , o haya hecho diversos comentarios a favor de las manifestaciones pacíficas para pedir justicia en el país, actos que conllevabn un peligroso secuestro semántico de las causas que más le duelen a la sociedad mexicana en estos tiempos en beneficio de la estabilidad y la credibilidad de la televisora. 





Las manifestaciones de ayer 20 de noviembre de 2014 en diversas partes de México (y en 127 ciudades de 25 países del mundo) fueron cubiertas por Televisa con dolo y distorsión, presentadas como algo violento y riesgoso para la sociedad como si se tratara de otro capítulo más de una historia fatal o como el producto de la "barbarie natural" que habita en el país. 


Con este discurso de "el gobierno está mal y puede caer" y el otro que dice "pero la sociedad, tan pobre, no puede manifestarse pacíficamente", la televisora intenta reinstaurar su imagen como "un actor que lo explica todo" (y que no solo lo explica sino que lo exhibe, lo representa y le da vida) en una lógica de ordenamiento que naturaliza la situación de hartazgo y miseria del mexicano de a pie, mientras divulga un estado de las cosas del cual, aparentemente, es casi imposible salir. Mucho cuidado, Peña Nieto, el procurador, el secretario de gobernación, estos, son prescindibles, y se les puede sacrificar en aras de mantener a los dueños del capital sin rasguño alguno.


La televisora romantiza la protesta social. Victimiza y desarticula porque no pone a los televidentes a dialogar consigo mismos sino que los domestica con lo que hay y con el clásico "a echarle ganas".


Televisa es un eslabon fuerte de las redes de poder en México porque es quien representa "el estado de las cosas", quien hace y deshace figuras públicas y quien, en una era de la imagen, crea ambientes y espejismos sociales y políticos que se alimentan de la pobreza y el analfabetismo en nuetsro país.


Por tal motivo, una propuesta para la siguiente manifestación en México es crear narrativas contra la mentira mediática de televisa y poner en evidencia sus contactos con el crimen organizado (tal como los tiene el gobierno en sus diferentes niveles), e ir avanzando paso a paso hacia la deconstrucción de estas redes de poder que si bien son profundas, son las menos en comparación con las que una sociedad como la nuestra puede construir. Tenemos que encontrar la manera de acampar en el zócalo con comisiones de seguridad para alejar a los incendiarios y recuperar este espacio público hasta que renuncie EPN y digamos ya basta a Televisa. 


Los obstáculos son muchos pero todo suma: el apoyo de la opinión pública internacional, la prensa ciudadana, las propuestas desde foros académicos y especialistas, cartas desde el extranjero, valientes defensores de derechos humanos, estudiantes, zapatistas, autodefensas, independientes, presencias colectivas, todo suma.


Finalmente, creo en la idea de redefinir la violencia popular ante la proyección de la violencia del Estado; yo soy un defensor del pacifismo y agente impulsor del rompimiento de lo binario y, como mencioné anteriormente, todo suma, y cada quien debe encontrar su lugar y su talento en esta lucha:  con paciencia, inteligencia, pasión y la redefinción de su pacifismo o de su violencia según sea el caso.