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miércoles, 2 de noviembre de 2011

La re-estructuración de tropas estadounidenses en el Golfo Pérsico tras su salida de Iraq y su relación con la cuestión nuclear iraní



Hoy, el Ministro de Exteriores israelí Avigdor Lieberman afirmó que “Irán constituía la amenaza más grande que el mundo afrontaba hoy en día” en un tono alto y de directo enfrentamiento político. La noticia reluce debido a que Lieberman se había visto renuente a pronunciarse de tal forma en meses anteriores pero, dado que Israel busca justificar sus últimas acciones mediáticas contra Palestina, parece haber decidido volver hacia el eje de consenso de su política exterior con Estados Unidos, esto es, "la amenaza iraní". A la par de este anuncio, oficiales británicos anunciaron la consideración de planes de apoyo a un posible ataque a Irán, segudidos de lo dicho en el NY Times sobre la reorganización de tropas estadounidenses en la zona del Golfo tras su salida de Iraq a fines de este año con un posible re acomodo en Kuwait, un gobierno que está en deuda con ellos desde 1991 y la invasión sufrida por Saddam Huseyn en la llamada Guerra del Golfo I.
            Esto tiene implicaciones geopolíticas importantes pero no nuevas ya que  éste tipo de reacciones por parte de Estados Unidos nunca han sido esporádicas y, por el contrario, son casi habituales. Día a día se hacen cambios y re-estructuraciones en el complejo político militar de esta nación para fines de seguridad nacional. Esto se hace mediante el movimiento de piezas y cadenas de mando de de todos los comandos militares de Estados Unidos, donde el Comando militar para África del Norte y Medio Oriente CENTCOM es el encargado de dicha región mencionada esta mañana por la prensa internacional. Así, mediante la revisión estratégica y militar a corto y mediano plazos en la que se mezclan intervenciones militares directas (envío de fuerzas armadas) con misiones indirectas (sostén logístico de gobiernos o espionaje) y donde temas como los energéticos, el narcotráfico, el terrorismo y la existencia de armas de destrucción en masa aparecen como la principal carta de justificación de la presencia estadounidense en diversas partes del mundo, es que se dan dichos cambios y re estructuración de planes a nivel internacional.  Últimamente, la estrategia estadounidense ha venido construyendo un nuevo marco militar que le garantizara, entre otras cosas, el acceso a la explotación de recursos energéticos locales y su control para sus competidores potenciales como China y Rusia, pero después del 9/11 y la guerra contra el terrorismo, las invasiones a Iraq y Afganistán se llevaron la mayor parte del presupuesto y tiempo de este comando. Ahora, con el anuncio de la salida de tropas de Iraq y Afganistán en los próximos años aunadas a la muerte de Osama Bin Laden en mayo de éste año y las declaraciones que se manejan en Israel y Estados Unidos, el nuevo objetivo parece ser Irán, un país que ha sido objeto de sanciones internacionales y disuasión militar y política por aquellos gobiernos hasta ahora sin éxito. 
            En 1999 el área de responsabilidad del CENTCOM fue ampliada a 25 países de diversas zonas como Asia Central, el Cuerno de África y Medio Oriente, formando una nueva arquitectura de defensa que buscaría una mejor coordinación regional ante una dinámica bélica diferente a la de la Guerra Fría. Las últimas experiencias de aquella reestructuración dejaron clara la necesidad de redimensionar las bases militares y el entrenamiento bélico tradicional, pasando de una doctrina simétrica y convencional hacia una de especialización en movimientos asimétricos, que incluye la colocación de, por una parte, “sitios operativos de avanzada” (Forward Operating Sites), donde estarán, en menores concentraciones, equipo pesado y tropas de manera permanente, con alto valor de apoyo logístico y centros de comando y control de operaciones y , por la otra, la creación de “locaciones avanzadas operativas o para la cooperación de seguridad” (Forward Operating Locations), que serán puntos en diversas regiones a las cuales podrán acceder de manera inmediata las fuerzas estadounidenses en caso de conflicto. No tendrán una presencia permanente, pero serán empleados periódicamente para el desarrollo de entrenamiento. Generalmente estas instalaciones son administradas por gobiernos los gobiernos locales y no por las tropas estadounidenses.
            Estas estrategias complementarias tendrían la capacidad de rediseñar las tácticas para expandir la presencia de soldados y equipo bélico moderno (más ligero para emplazamientos distantes) así como reorganizar la concentración de soldados en el territorio estadounidense que contarán con garantías de acceso rápido a cualquier escenario de combate. Con esta estrategia se puede entender mejor la ubicación del cuartel general del AFRICOM en Stuttgart y no en un país africano, donde las condiciones sociales y materiales no solo promovidas por la “primavera árabe” sino por la propia corrupción de los gobiernos anteriores no han sido las ideales al no contar con un complejo seguro y eficaz para dicho frente.
            Con respecto al caso iraní en la región del Golfo, el cuerpo de los Sepa Pasdaran (Guardianes de la Revolución) ha alcanzado un poder militar sorprendente basado en el desarrollo de misiles de diverso alcance hoy en día. En el ámbito político, con el respaldo del actual líder político-espiritual Alí Jamenei y ante la llegada de Ahmadineyad al poder en 2005, algunos cuadros de los Pasdaran han ganado posiciones clave en el nuevo gobierno al tiempo que han afectado a otros grupos de oposición como el liderado por Hassan Jomeini, nieto del Ayatollah Jomeini y defensor de la “desmilitarización” de la política en Irán, o el de Mir Hosseini Mousavi, famoso líder opositor del movimiento verde quien se encuentra en arraigo domiciliario desde hace ya varios meses. Los Pasdaran y el gobierno de la República Islámica han venido construyendo una estrategia de defensa  en el país con base en la protección de todas y cada una de sus instalaciones nucleares a lo largo y ancho del país entre las que destacan una unidad de conversión de uranio y el Centro de Tecnología Nuclear y la Planta de Producción de Zirconio en Isfahán el Centro de la estructura industrial iraní, la planta de agua pesada y una unidad productora de plutonio en Arak, el Centro de Investigaciones en Energía Atómica en Bonab, el reactor nuclear en Bushehr, entre muchas otras, lo que obliga a cualquier fuerza atacante a volar numerosas incursiones a través de un territorio montañoso y desértico, obligando a realizar una complicada operación aérea si tomamos en cuenta que los aviones estadounidenses como el Mc Donnell Douglas y el  F -15 Eagle tienen una autonomía en  patrulla de combate aéreo de hasta un máximo 2 horas a 470 km/h entre 4000 y 5000 km de altura, un período de tiempo “pobre” para una operación de tal magnitud que se tendría que enfrentar a los misiles y las baterías anti aéreas iraníes fabricadas en casa  iraní desde hace más de una década con tecnologías norcoreana y rusa y diseñadas justamente para un evento de tal magnitud.
Un atentado contra Irán podría deshacer el proceso de  negociaciones sobre el tema nuclear que sería contraproducente en términos geopolíticos pues un posible “efecto-reacción” podría desencadenar en la decisión de Irán por desarrollar armas nucleares como mecanismo de defensa y sin lugar a la opacidad, al tiempo de señalar una intervención externa como símbolo de cohesión interna, ya que la mayoría de los iraníes, como en la mayoría de los pueblos en la zona, tienen una mala imagen de los estadounidenses por su historia intervencionista (especialmente en la zona del Golfo) y últimamente por su pasividad y complicidad en los asuntos concernientes a Palestina en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU.
            Por estas consideraciones, y aunque el tema es importante, éstos “fuegos de artificio” no deben desviar la atención que la “primavera árabe” merece a la opinión pública internacional. Irán tiene elementos disuasivos igual que Occidente e igual que los países árabes que se alinean con Estados Unidos. Hoy en día, Palestina se encuentra en una situación llena de oportunidades y con la posibilidad de restar poder y credibilidad a Israel y Estados Unidos en la región, una situación geopolítica que tiene una relación muy grande en la urgencia israelí por atacar a Irán, urgencia que no podrá hacer de manera unilateral y necesitará del apoyo no solo moral y político sino también del económico, militar y psicológico de los Estados Unidos y los países árabes del Golfo, países que se rehúsan a acepar en sus suelos el fenómeno de la primavera árabe y buscan evitarla, incluso mediante la propaganda más grande contra un nuevo satán que está del otro lado del Golfo. Si bien este escenario de la guerra es extremadamente contraproducente para ambos bandos, el de la campaña mediática y el intercambio disuasivo no lo es tanto, pues mientras Irán también opaca la ola democratizadora que se originó en su capital en 2009 y se justifica la fabricación de más y más misiles, baterías y desvíos de presupuesto para el sector de defensa (y con ello un puño de beneficiados de la élite pasdaran), los Estados Unidos, Israel y sus amigos árabes harán lo propio para ignorar diversos movimientos de reclamo civil como el de Oakland, Wall Street, Londres, Awamiya o Tel Aviv.









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